Considero que uno de los
principales problemas de esta sociedad es la limitación que tenemos los jóvenes
para estudiar lo que nos apasiona.
Pasa que el
concepto de felicidad que tienen la mayoría de las personas es tener una cuenta en el
banco con dólares y la despensa abarrotada de comida, como si eso de verdad bastara. La felicidad no se limita a eso, la felicidad implica también
despertarse en las mañanas, ver el reloj y pensar
(sonriente) en lo dichosos que somos de estar trabajando en
algo productivo y beneficioso, tanto para el mundo como para nosotros mismos,
sentirnos llenos al llegar a la oficina o al lugar de trabajo porque estamos
ejerciendo la profesión que elegimos para pasar el resto de nuestra vida.
Como Venezolana
vivo en un país donde el sistema político actual nos miente a diario con un dichoso
socialismo que proclama igualdad de oportunidades y es mentira, es una libertad
a medias, y la libertad a medias de ninguna manera puede ser llamada libertad. Es verdad que todos
podemos, por ejemplo, presentar una prueba de admisión en una universidad
pública, como lo son la Universidad De Los Andes o la Universidad Central de Venezuela,
pero cuando lo haces, resulta que te encuentras con que compites con unas 1.000 personas más postulándose al
mismo tiempo que tu y en la misma carrera, donde solo unos cuantos (si no es que
máximo 50 personas) se ganan el cupo en la carrera (por lo general, ni la mitad de esa cifra lo logran de forma honesta, aunque hay sus excepciones) y el gobierno ni se ocupa de capacitar a las universidades para que puedan darle cabida a más estudiantes.
¿A eso
llaman libertad? ¿A eso llaman igualdad de oportunidades?
Si optas por una universidad
privada y eres un ciudadano común, de clase media, te encuentras con que el
precio de la matrícula es demasiado elevado, mucho más de lo que pudieses costearte.
Esta situación que acabo de
describir parece un cuento de terror, una tramoya novelera de un canal nacional,
pero la verdad es que es la realidad que vivimos la mayoría de los jóvenes Venezolanos
de clase media trabajadora.
Somos emprendedores, estamos dispuestos a dar lo
mejor de nosotros, pero al parecer esto no basta. La economía se nos cae encima
desplomando nuestros sueños, haciéndonos vivir en la mentira de que el Amor no
es suficiente para “salir adelante” porque nos han hecho creer que estudiando
la carrera que se supone que es lucrativa es lo que nos hará mejores personas.
¡Necesitamos empezar a cuestionarnos esto!
Entonces terminamos optando por cualquier universidad que esté a nuestro alcance donde de seguro no ofrecen la carrera que queremos estudiar y nos conformamos con la que parece más rentable. Nos vemos obligados a
resignarnos con el hecho de ir a clases todos los días a ver una infinidad de materias que no
te interesan a lo largo de unos 3 o 5 largos años para obtener un título que vas a
enmarcar y guindar en una pared, el cual verás y descubrirás que no te proporcionó el mínimo
de dicha porque habrás sentido que has desperdiciado tu tiempo y la mayor parte
de tu juventud en una MENTIRA.
La mentira de que no podemos estudiar lo que amamos porque el amor no basta para "salir adelante" en esta sociedad.
Son tan importantes los
artistas como los médicos, los arquitectos como los psicólogos, los abogados
como los actores; son productivos siempre y cuando cada persona ejerza su
profesión con amor y satisfacción.
El amor es lo que hace a la tierra fértil.
Nunca nadie nos enseñó que para reflejar riquesa exterior primero debemos enriquecernos a nosotros mismos, más bien convirtieron esto en una burla, lo mitificaron.
Nunca nadie nos enseñó que para reflejar riquesa exterior primero debemos enriquecernos a nosotros mismos, más bien convirtieron esto en una burla, lo mitificaron.
Es que nos metieron en la
cabeza que con la pasión no basta y esto nos hizo ciegos a la realidad de una
sociedad llena de personas infelices, que se despiertan en la mañana luego de
un sueño de 8 horas y aún están agotados. Personas que hacen sus deberes en piloto automático, porque "así debe ser", porque lo necesitan para
alcanzar metas materiales que tampoco los hace felices, personas a las que nunca nada
les basta porque no saben lo que es sentirse realmente completo y que no conocen la diferencia que existe entre ésto y el conformismo, que no tienen
idea de lo que es sentirse comprometidos con lo que hacen.
No quiero decir con esto que
absolutamente todos los seres humanos del mundo están ahora mismo ejerciendo
una profesión que no les llena, pero si puedo decir al menos, por lo que vivo a
diario que en Venezuela que esto es lo que más abunda.
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ResponderEliminarVerás, tuve que enfrentar a mi familia por su deseo de que yo me dedicara a la ingeniería, una carrera lucrativa para ellos y una pérdida de tiempo para mí, siendo las humanidades mi pasión. Ya estoy cansado del mismo discursito mediocre y hostigante con el que intentan persuadirme sobre "tener una vida productiva" y por más que lo intenten no doblegaré. ¿Por qué seguir una carrera por motivos meramente monetarios si puedo alcanzar una vida decente y a la vez satisfacer mi interior?. Es verdad al mundo y específicamente al país le hace falta gente "que ame lo que hace", pero también es cierto que hay mucha, mucha gente que estudia una carrera por obligación y porque no les queda ninguna otra alternativa y eso es tan terrible como no estar consciente de todo lo que puedes lograr por la vía de la pasión. Pero también es cierto que el país no ofrece las herramientas necesarias para ello y desestima las humanidades, es como dices un destructor de sueños.
ResponderEliminarTambién soy de Maturín y como sabrás las ofertas en carreras humanísticas son casi nulas, es horrible la frustración que produce la imposibilidad de no estudiar lo que quieres. Aquí estoy perteneciendo a la población flotante esperando no sé qué, pero renuente ante la idea de mi familia y aún con el anhelo de ingresar a una universidad de verdad.
Saludos.
@Avezetas